En algún momento, muchas personas con lupus – por lo menos una de cada cinco – tienen problemas para pensar claramente y experimentan fallas de memoria, confusión, fatiga y dificultad con su expresión. Este estado, conocido como trastorno cognitivo, ocurre cuando el torrente sanguíneo deja de fluir al cerebro como debe. También puede suceder cuando anticuerpos producidos a causa del lupus transgreden “la barrera sangre-cerebro,” dañando directamente las células cerebrales en áreas que almacenan memorias y demás información importante. El trastorno cognitivo puede aparecer y desaparecer, pero tiende empeorar con el tiempo.
Algunas personas con lupus experimentan “la neblina” (pensamiento no claro, nebuloso) cuando, por varios segundos, no pueden recordar información que saben. Quizás lean una misma oración una y otra vez, o batallen con una tarea fácil como escribir un cheque o marcar un número de teléfono conocido.
El apoyo de seres queridos ayuda mucho. Consejos para el comportamiento, la terapia física o del habla, la bioretroalimentación (biofeedback), técnicas para relajar cuerpo y mente y estrategias para la concentración también pueden ayudar. Además, un diario para escribir sobre el lupus puede ayudar a notar cuándo ocurren los episodios nebulosos y qué funciona para tratarlos; y medicamentos pueden disminuir la fatiga y la depresión que dificultan el pensamiento. Los doctores están aprendiendo mucho más sobre cómo los anticuerpos producidos en lupus dañan las células del cerebro y están poniendo a prueba medicamentos usados para tratar la demencia que tal vez puedan, algún día, ayudar a personas con lupus.
El torrente sanguíneo al cerebro ofrece a las células cerebrales nutrientes y oxígeno. Embolias cerebrales ocurren cuando este torrente es interrumpido y células cerebrales mueren por falta de oxígeno, lo cual causa síntomas como sensaciones de hormigueo, y problemas con la visión, el hablar y el movimiento (e inclusive parálisis). Personas con lupus tienen un riesgo más alto para embolias cerebrales, y en particular aquellos pacientes que también tienen “anticuerpos antifosfolipidos”, aproximadamente una tercera parte de pacientes); estos anticuerpos hacen la sangre “pegajosa” y más probable de coagular, disminuir, o impedir el flujo del torrente sanguíneo al cerebro. Aunque no es común, la inflamación de la médula espinal o de los vasos sanguíneos del cerebro también ocurre en lupus y puede resultar en parálisis, convulsiones, dificultad diferenciando la realidad, y pérdida de la conciencia.
Algunas personas con lupus presentan cambios leves pero notables en su comportamiento tales como sentimientos de miedo o la falta de miedo, y la pérdida de interés y curiosidad. Más comúnmente, la fatiga y el dolor del lupus son agotadores al punto que una persona cambia su perspectiva de la vida. Los corticoesteroides y otros medicamentos para el lupus a veces pueden empeorar las cosas al causar episodios de llanto y otros sentimientos extremos. El “sube-y-baja emocional” del lupus es algo que siempre deber ser discutido con su doctor.
Un doctor puede hacer un examen físico, tomar análisis de sangre y líquido cefalorraquídeo, o realizar exámenes con imágenes y elaborar estudios eléctricos del cerebro. Estos métodos ayudan a comprender qué es lo que está pasando. Pero un diagnóstico es difícil de hacer ya que infecciones y efectos secundarios producidos por medicamentos pueden causar los mismos síntomas que aquellos del lupus cerebral y ningún examen por sí solo puede comprobar absolutamente que el lupus es la enfermedad en cuestión.
Ya sea moderado o grave el problema con lupus, sí existen maneras efectivas y sorprendentes para responder a los problemas con el pensamiento y la memoria, y las cuestiones de comportamiento. Asesoría y medicamentos antidepresivos pueden ayudar a mucha gente. Grupos de apoyo son un buen lugar donde aprender ideas sobre cómo concentrarse mejor, recordar cosas importantes, y pensar más claramente. Saber que otros viven con el miedo y lo desconocido del lupus también puede hacer la experiencia de tener lupus sentirse menos solitaria. Con tiempo y suerte, los investigadores que están trabajando duro para descubrir qué se puede hacer para prevenir que el lupus dañe el cerebro pronto tendrán respuestas.
Revisado: Meggan Mackay, M.D.
Primavera 2006